lunes, 14 de septiembre de 2009

Notas para acercarnos al tema de “refugiados climáticos”.

La migración es y ha sido siempre una manera de enfrentar dificultades sociales, es decir, en cuanto las cosas se ponen mal el buscar otro lugar desde el cual continuar o empezar es una solución desde siempre a la mano. Las dificultades asociadas a esta movilidad van variando de acuerdo a las condiciones políticas y económicas que repercuten en fronteras más o menos abiertas, en menos o mayor disposición de las sociedades de llegada, ayudas estatales, posibilidades laborales, etc. Lo cierto es, sin duda, que la migración siempre es una estrategia de sobrevivencia.

En tiempos de desastres naturales imprevistos o en aquellos de dificultades climáticas cíclicas, como sequías o inundaciones, los grupos humanos buscan un lugar seguro para ubicarse temporalmente. Consecuencia de cambios climáticos, la migración es en la gran mayoría de los casos: interna y temporal. La literatura recoge muy pocos casos de migraciones transnacionales por situaciones climáticas, siendo siempre la norma el desplazamiento interno y temporal. Sin embargo, esta “normalidad” se trastoca ante las nuevas y complicadas formas que el acelerado cambio climático está tomando en nuestro planeta.

Decir que el cambio climático es milenario es de perogrullo, decir que la naturaleza sobrepasa incluso los más perfectos sistemas de predicción y prevención de catástrofes también lo es. Sin embargo, el hecho de que las repercusiones del cambio climático son vividas de maneras desiguales según el territorio donde se vive no es algo que se releve en cada uno de los casos. Así, la sequía en el desierto africano no será lo mismo que la sequía en California, o las inundaciones en Sri Lanka no serán lo mismo que las inundaciones en el norte de Alemania. “No serán lo mismo” aluden a las formas en que la población de uno u otro territorio enfrentarán o vivirán la amenaza a su seguridad, la pérdida de viviendas o la falta de alimentos. La capacidad de un gobierno para actuar con rapidez y efectividad ante una crisis depende también de su estabilidad, recursos y nivel de corrupción. De esta manera, los gobiernos de países pobres, generalmente provistos de bajos recursos y altos niveles de corrupción, dejarán muchas veces a la población a su propia suerte. Así, la migración en su forma de desplazamiento interno es una alternativa factible.

La cadena “cambio climático-migración-conflicto” está ocupando muchas páginas de reportes y estudios que ven en su encadenamiento uno de los principales motivos de preocupación para los encargados de seguridad nacional. Así, cambio climático se empina en los primeros lugares de preocupación, siguiendo de cerca al llamado “terrorismo”.

Consecuentemente, el término “refugiados climáticos” está en debate. En la década del 80 la temática de refugiados ambientales fue tomada por el IIED (International Institute for Enviroment and Development) y su uso se fue propagando en tanto en círculos de UN y gobiernos y en la prensa. De esta época se desarrollan 2 de las tendencias más conocidas de refugiados climáticos:

Para Essam El-Hinnawi “enviromental refugees are people who have been forced to leave their traditional hábitat, temporarily or permanently, because of a marked eviromental disruption (natural and/or trigged by people) that jeiopardised their existence and /or seriously affected the quality of their life (1985)”.

Por otra parte, Myers (1995) los define como “persons who no longer gain a secure livehood in their traditional homelands because of what are primarely enviromental factors of unusual scope”.

No hay acuerdo en una u otra definición, principalmente porque no hay acuerdo en que el término “refugiados (o migrantes) ambientales” sea plausible. Ello, principalmente porque no podría existir monocausalidad para la migración, es decir, no existe una sola causa que provoque o motive el desplazamiento de grupos humanos, sino múltiples causas relacionadas entre sí. Sin perder de vista esto, las repercusiones del cambio climático pueden, y lo hacen, elevarse como una de las migraciones.

Mirando a los números, estos dependerán de la definición usada para entender “refugiados ambientales” y la fuente[1]. Tal como señala el NRC, el término pudo haber servido en un comienzo a las agendas humanitarias, siendo introducido el término antes que el de IDPs y su consecuente acuerdo de protección y ayuda: “In the 1980s, the enviroment was high on the international political agenda and refugees were generally perceived as being innocent victims in need of help. Thereby, the term may have helped direct international atention to for example the drought-affected internally displaced in Sudan”. Hoy en día, continuando con lo planteado por el NRC los desplazados internos son reconocidos como un grupo de migrantes forzados y el despolitizar las complejas razones de las crisis tales como el hambre ya no es considerado necesaria.

El medioambiente es comprendido en una esfera fuera de la política, lo que da pie a que los “refugiados ambientales” sean tratados como migrantes económicos en muchos aspectos.
[1] Myers asegura que en los 90 hubo al menos 25 millones de refugiados ambientales, y se esperarían 50 millones para el año 2010 y hasta 150 millones para el 2050.

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