miércoles, 7 de mayo de 2008


Quiero para mí la sugerencia del viento en la inmensidad del Desierto, su voz oceánica depositada sobre la superficie de arena en que hoy toma forma una morriña sin memoria ni propósito.

Encontrar mi muerte propia, al decir de Rilke, anidada en la revocación posible. Dar forma a la melladura tornasolada que diviso hoy a través del matiz de una aproximación. Darme, darte, la ceremonia de la Ítaca que vislumbré en un tal vez que perdura como eco vacante en la inmediación.